Clase de literatura medieval: explicación introductoria y lectura de textos. "Los juglares o esos artistas callejeros que, entre versos y malabares, distraían e informaban a las gentes con sus cantos de los hechos heroicos, de las gestas pasadas... Había que ganarse la vida y el espectáculo narrativo congregaba al público y llenaba la faltriquera...".
Un alumno anda desplomado sobre la mesa. Última fila. Se ha atrincherado detrás de los compañeros y busca cobijo sobre su mochila. Un avión de papel viene y va en cuanto bajo los ojos y miro hacia otro lado. Otros colaboran en la guasa, silenciosa pero molesta e irritante.
Clavo los ojos sobre el alumno en cuestión, al que llamaré el "juglar holgazán". Me cae bien, aunque no hace nada ni en mis clases ni en las de ninguna otra materia. Tiene capacidad para convertirse en el "alumno estrella" y se conforma y contenta con ser el "alumno mueble".
- ¿Naciste aquí, alumno-juglar holgazán? ¿Cuándo llegaron tus padres a España?
- Yo nací aquí, profe. Mis padres vinieron en 1999, contesta con una leve sonrisa, no arrogante, sino más bien avergonzada.
- ¿Y te has parado a pensar alguna vez en lo duro que debió ser para tus padres llegar a un nuevo país, hacerse con nuestros usos y costumbres, aprender el idioma? ¿Qué sacrificio debió suponer abandonar no por gusto, sino por necesidad su patria y conseguir un trabajo para dar de comer a los hijos y sacar la casa "pálante"?
¿Y qué crees que pensaría si pudiese verte hoy por un agujerito? ¡Qué tristeza y decepción sentiría yo si viera que, después de tanto esfuerzo y desvelo, mi hijo no valora ni aprovecha la vida que le he procurado y que se dedica a calentar la silla y a mostrarse indiferente hacia sus mayores! Cada día perdido es una oportunidad que no vuelve, chaval.
No hablo solo para él porque sus padres vengan de fuera. Cualquiera de vuestras familias ha tenido que hacer muchos sacrificios personales, económicos y emocionales para poneros en el mundo y facilitaros un equipamiento de serie: alimento, ropa, casa, recursos tecnológicos, seguridad, futuro... Un sistema educativo público y gratuito a vuestra disposición en el que vuestras familias han depositado toda su confianza. Profesores preparados y conscientes de lo complicada e importante que es su misión. ¿Y qué hacéis vosotros? Creéis que todo cae del cielo y no nos cuesta nada a los padres, a los profesores, a la sociedad en su conjunto. Todos hemos sido adolescentes; yo he sido un poco como tú y como tú, pero fui capaz de darme cuenta a tiempo de que ¡quería hacer algo con mi vida!
-Yo llevo casi tres años calentando la silla, pero ya sé qué quiero hacer -comenta una compañera-.
- ¿Os imagináis teniendo hijos en el futuro?
-Anda, claro, profe.
- E imagino que querréis poder darles lo mismo, como poco, que os han dado vuestros padres... Pues para eso hay que trabajar y para trabajar hay que aprender una profesión o un oficio y para eso hay que venir al instituto a estudiar, no a calentar sillas ni aderezar el mobiliario del centro.
"A ti, juglar holgazán que no quiere ni estudiar ni trabajar, si pudiera venir a verte desde el futuro "tu yo de dentro de quince años" a contarte en qué se ha convertido tu vida por no hacer hoy por hoy nada con ella, a buen seguro que entraría por la puerta y se te acercaría a darte dos tortas y a decirte, "espabila, muchacho, que el mundo está ahí fuera y no pone las cosas nada fáciles. Tu futuro te espera...".
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