17 de mayo, día internacional contra la homofobia y la transfobia
Una de las cuestiones que más inquieta a la comunidad educativa, a las familias y lógicamente también a la sociedad en su conjunto, es el llamado acoso escolar. Muchos niños y adolescentes son objeto de la desconsideración más descarnada, que procede de algunos de "sus iguales", otros niños y adolescentes, que lejos de actuar como compañeros de clase son, en realidad, el enemigo que nadie espera encontrar entre los pupitres y las mochilas del colegio.
No creo que los niños sean buenos o malos por naturaleza; sí estoy convencida, sin embargo, de que son el vivo reflejo del entorno que les ha visto crecer, que ha alentado u obviado, en ocasiones, los comportamientos menos ejemplares del ser humano. "Son cosas de niños" o "Mira a mi hijo, menudo es. Gruñe como una bestia y dice unas cosas...". Los acosadores toman siempre la bandera de la intolerancia, del prejuicio, con la que pretenden excluir a aquellos a los que consideran distintos a ellos; no les cuesta encontrar público que les aplauda o que, preso del miedo, baje la cabeza temeroso y acobardado. Sus víctimas no entienden por qué en el lugar al que deberían ir a aprender han terminado encontrando un infierno en el que son objeto de insultos, ataques, burlas o de la demoledora indiferencia de quienes deberían ser sus amigos.
Ningún niño debe sentirse excluido, jamás, en la escuela. Aquí vienen a aprender contenidos, pero también los valores que deben sustentar a las sociedades democráticas y que no son otros que el respeto y la tolerancia hacia el prójimo, sea cual sea su raza, su religión, su nacionalidad, su sexo o su orientación sexual.
Siempre se ha dicho que la infancia es un momento crítico que puede llegar a determinar nuestro desarrollo posterior. La adolescencia, por su parte, representa ya en sí misma una transición que a veces conlleva confusión y mucho sufrimiento. El entorno familiar y el escolar deben procurar siempre a nuestros menores un espacio seguro, donde puedan compartir sus inquietudes, sus satisfacciones, donde resolver sus dudas, donde encontrarse, para aceptarse como individuos, seguir caminando y poder encontrar su sitio en el mundo.
Hoy pienso en todos mis alumnos, pero especialmente en aquellos que acaban de descubrir (o están a punto de hacerlo) que no forman parte de la mayoría dominante en lo que a la orientación sexual se refiere. Son chicos y chicas que puede que sientan miedo a verse señalados, juzgados, rechazados por ser "distintos", por "amar distinto" ("distinto" a lo que la tirana mayoría dice que debe ser "amar").
El 17 de mayo se celebra que hace 27 años que la
homosexualidad fue retirada de los manuales de médicos, donde figuraba como
una enfermedad mental. El parlamento europeo y la ONU lo han institucionalizado como el día contra la homofobia y la transfobia y anima a los centros escolares a impulsar actividades de carácter informativo acerca de la comunidad de LGTBI (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales), que favorezcan el ambiente de respeto y la convivencia deseables en el lugar donde deben formarse los adultos del futuro.
Conseguiremos desterrar todas las fobias que nos han ido lastrando a lo largo de la Historia cuando seamos capaces de educar, en casa y en las aulas, en el respeto y el amor, hacia uno mismo y hacia los otros.
Conseguiremos desterrar todas las fobias que nos han ido lastrando a lo largo de la Historia cuando seamos capaces de educar, en casa y en las aulas, en el respeto y el amor, hacia uno mismo y hacia los otros.
Comparto con vosotros el manifiesto que un grupo de adolescentes valientes y resueltos ha leído hoy en el instituto. Se trata de un mensaje, un llamamiento con el que reclaman el derecho a ser ellos mismos, a no esconder ni el más mínimo resquicio de su identidad, a desarrollarse y crecer como personas, plenamente y en libertad.
Un abrazo a todos ellos.
"Hoy, viendo el camino recorrido en estos veintisiete años, decimos alto y claro que las vidas de
lesbianas, bisexuales, intersexuales, gays
y trans importan. Son nuestras vidas y tenemos el derecho y las ganas de
vivirlas a tope.
Reclamamos el derecho a una adolescencia íntegra y segura, a
una juventud digna y una vida que merezca la pena ser vivida. Por esto, hoy
colgamos nuestra bandera, que todas y todos ya conocemos. Este multicolor
alegre y respetuoso, bajo el cual solo hay sitio para el respeto, la inclusión,
el diálogo, la cercanía y el amor.
Reclamamos una vida igualmente segura para las personas LGTBI de todo el planeta. Ni una calle, ni un barrio, ni un pueblo, ni una ciudad, ni un país en los que nuestras vidas estén en riesgo de muerte, real o simbólica. Este año condenamos especialmente la reclusión de hombres gays en campos de concentración en Chechenia; el mantenimiento de los crímenes de honor en Turquía; los asesinatos de personas trans en Brasil y la mutilación genital de millones de niñas en el mundo.
Agradecemos de corazón al profesorado, al personal del
centro, a nuestras compañeras y nuestros compañeros su compromiso con las
libertades sexuales, su alianza con nosotras y nosotros para erradicar de
nuestras aulas cualquier discriminación y hacernos sentir bien. Así de fácil,
hacernos la vida mejor entre todos.
Por el placer y la libertad de ser quienes somos, ames a quien ames…".
Por el placer y la libertad de ser quienes somos, ames a quien ames…".