En la cóncava caricia de tu mano en mi pecho cabe la redondez del mundo,
toda su luz,
la inmensa noche
y el trémulo gesto
que mágicamente nos une,
como la gravedad que me clava al suelo.
Se expande el universo
en este breve espacio
para acercar los cuerpos,
diluir las almas
y lanzarnos así al cielo.
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